viernes, junio 30, 2017

El ministro ateo y el techo de los devotos


El mes más cruel
Supongo que todo el mundo habrá oído alguna vez el primer verso de La tierra baldía: "Abril es el mes más cruel". En Venezuela está resultando particularmente sangriento, a tal punto que el siniestro Juan Manuel Santos tuvo que desmarcarse del apoyo a Maduro, lo que ocasionó nuevas denuncias sobre la infamia de "la paz". Entre tanto, en Colombia avanza la campaña contra la corrupción que ya es el tema central del narcorrégimen, con anuncios de televisión firmados por los genocidas de las FARC y campañas como el foro de Semana basado en una mentira monstruosa ("Corrupción en Colombia; la peor forma de violencia", con el que se excusan las masacres y los niños bomba, que no parecen tan graves como los contratos que recibe Semana por hacer propaganda del premio de esos actos). La relación entre ambos hechos es evidente porque el dueño de Semana es el hijo del promotor del Partido Comunista y el director es el hijo del virrey cubano y jefe de las FARC. Pero llevan mucho tiempo "machacando" el concepto, de ahí que el enternecedor íncubo Claudia López haya estado promoviendo su referendo contra la corrupción. Tras el foro, la campaña en televisión, decidieron los estrategas del G2 cubano.

El país de los enemigos de la corrupción

Sobre lo perversa y en definitiva criminal que es la propaganda anticorrupción en un país en el que se han cometido cientos de miles de asesinatos y decenas de miles de secuestros en pocas décadas ya publiqué la semana pasada una entrada de este blog que no ha tenido la menor repercusión: todo lo que exija pensar e ir un poquito más allá del eructo sentimental es exigirles demasiado a los colombianos, como quien formara un coro de micos y esperara obtener un unísono perfecto. Ahí tienen, con el mayor descaro, a los traficantes de cocaína despertando la indignación por algo que en definitiva no cabe de ninguna manera en la categoría de "corrupción" como el programa Agro Ingreso Seguro (las corruptelas que se registraron fueron minoritarias, no tenían relación con la creación del programa y se pudieron resarcir). Pero no sólo eso: el abanderado natural de la lucha contra la corrupción es el gobierno que la ha multiplicado, con el que aumentó exponencialmente la producción de cocaína y el despilfarro en propaganda. Y también la revista que más se ha beneficiado de ese despilfarro, obviamente: la corrupción siempre son los otros y no hay corrupto que no quiera remediarla. Cada vez más, en cuanto oigo a alguien despotricar de la corrupción lo incluyo entre los idiotas o entre los canallas, y a menudo cabe en ambas categorías.

Mamarrachos

Como se trata de una causa noble no podían faltar los precandidatos presidenciales del uribismo, que cada día se hace más evidente como adorno grotesco del narcorrégimen. También el eructo sentimental de sus hinchas ayuda a reforzar a los terroristas enemigos de la corrupción; sin ir más lejos, la marcha del 1 de abril tenía por tema la corrupción, que siempre son los otros, que en definitiva son todos porque los impulsos irracionales de envidia y devoción fanática devoran todo concepto, con lo que el adjetivo insultante ("no chévere") se le adjudica a cualquiera que sea del otro bando. Allá estaba Duque, que también atribuye los crímenes al "conflicto", compitiendo con Trujillo, que ha alcanzado la proeza de demostrar que se puede ser más despreciable que Duque. ¡No van a dejar de estar contra la corrupción ni de participar en un foro contra la corrupción".

El corrupto paradigmático
La corrupción se encarna en la propaganda de los cibersicarios que obedecen al gobierno y a las FARC (son lo mismo) en el ex procurador Alejandro Ordóñez, al que el Consejo de Estado anuló su nombramiento por irregularidades en su reelección, irregularidades que consisten en que aquella se basó en las componendas con que se deciden regularmente los nombramientos importantes (como el del nuevo procurador, prócer que "tiene su historia" en el ámbito de las complicidades con el narcotráfico, por no hablar de su legitimidad como vigilante de los funcionarios, y que obtuvo el voto de los uribistas, cómica "oposición" conveniente al narcorrégimen). Colombia es la tierra del diccionario inverso, no hay que sorprenderse, por eso la peor hampa hace campaña contra la corrupción y hay quien la tolera, cosa que se explica porque en definitiva la inmoralidad y el crimen tienen su sede en el interior de cada persona. Es que esos términos confusos favorecen el engaño y el "lavado de cerebro", el que quiera mirar un mapa de la corrupción en el mundo verá en primer lugar a los países del narcoimperio cubano junto con los Estados fallidos de Asia y África, pero los criminales siempre encontrarán a ignorantes y envidiosos a los cuales soliviantar.

El ministro ateo

El sambenito de "corrupto" que le ponen los sicarios de las redes sociales y los medios a quienes les manden, le corresponde a Ordóñez, pero su notoriedad reciente proviene de otro hecho. En un programa de televisión el ministro de Salud se declaró ateo y atacó a Ordóñez por actuaciones hostiles de motivación ideológica cuando era procurador, lo que dio lugar a esta respuesta.
En el contexto de la discusión la cuestión es más sutil que como aparece a primera vista: que los ministros deben ser nombrados según su afiliación religiosa. La crítica real de Ordóñez tiene mucho fundamento, dado que la agenda del gobierno es la de la izquierda y un buen ejemplo de eso es la promoción de la grotesca "ideología de género" que despertó resistencias que ciertamente influyeron en el resultado del plebiscito. Pero la identificación del ateísmo con la adhesión al aborto, la eutanasia y la ideología de género es una operación sectaria típica: así razonan los comunistas, para quienes todo el que no se les somete es "fascista". Todas esas cuestiones admiten mucha discusión, pero una actuación política centrada en ellas pasa por alto la tragedia que ha vivido Colombia y termina favoreciendo al bando narcoterrorista.

Guerra cultural

Ese terreno de la guerra cultural entre conservadores y modernizadores es el que buscan los terroristas porque les conviene: a toda costa buscan que se olviden los secuestros y las masacres, no faltaría más sino que les incomode que les regalen la bandera del "partido del recreo" (ver al respecto otras entradas relacionadas: 123). Desde 1930 los conservadores sólo han ganado elecciones por la división liberal (1946), en medio del caos y al mando del Estado (1950), por un acuerdo que excluía la competencia (Frente Nacional), de nuevo por la división liberal (1982) y como parte de un acuerdo que incluía a muchos liberales (1998). Ahora además los afines al partido liberal, ya abiertamente una agencia narcoterrorista, cuentan con décadas de adoctrinamiento y con el probable voto de todos los que se verían amenazados por un gobierno intolerante: homosexuales, consumidores de marihuana, mujeres que abortan, etc. Incluso los de otras denominaciones religiosas, ahora muy numerosos, podrían votar en contra de un candidato de apariencia sectaria. Ningún país americano cuenta con un gobierno elegido con banderas confesionales desde hace mucho tiempo.

Dios mío, ¿por qué?

En las entradas de este blog que enlacé arriba ya señalé que el problema de los conservadores no es el terrorismo ni el sometimiento del país a bandas criminales sino el mundo moderno. A eso se suma que comparten con sus adversarios el mismo país y a menudo la parentela: se informan por los mismos canales de televisión o emisoras de radio o periódicos y conviven con personas que reproducen la ideología del narcorrégimen sin darse cuenta. De ahí que el libertinaje y la corrupción de las costumbres de este "pornosiglo" les preocupen más que los asesinatos de soldados y policías, que los medios ocultaban y que ya están olvidados, así como los secuestros y las demás atrocidades. Tal como el ateísmo les parece equivalente a la promoción del aborto, también los crímenes terroristas son el resultado de la ausencia de fe, cosa que resulta de veras fascinante si se comparan los índices de criminalidad entre Colombia y Europa, donde los practicantes de confesiones cristianas son una minoría ínfima. Mucho más razonable sería la portada del Charlie Hebdo que hace culpable a Dios (en realidad, réplica al hediondo Bergoglio, que justificaba la masacre por las blasfemias de la revista). Por eso la singularidad de Colombia y de su situación actual les resulta invisible, todo es el avance del libertinaje y el ateísmo.

El hombre del glifosato

En mi opinión, la denuncia de lo que en realidad significa "la paz" y el conjunto de actuaciones del gobierno Santos podrían convocar a una mayoría de colombianos, pero para eso tiene que haber alguien dispuesto a hacerlo, no va a ser el uribismo cuyos precandidatos culpan al "conflicto" y proponen "modificaciones" al acuerdo de La Habana. La URGENCIA de deslindar campos con esa gente por parte de quien quiera enfrentarse al narcorrégimen es algo que nadie quiere ver, a TODOS les parece que hay que salvar la unidad, aunque esa unidad termina siendo un sumidero que arrastra todo el descontento a la sumisión al narcorrégimen. Si se pensara en esa denuncia, el ministro Gaviria podría ser descrito como un prevaricador que promueve el lavado de activos (en cuanto miembro del gobierno mafioso) y la multiplicación de la producción de cocaína. Las excusas ambientalistas sobre la prohibición del uso de glifosato no son respaldadas por ninguna autoridad científica, mientras que el daño de los agroquímicos que usan los criminales en los cultivos se pasa por alto en la infame retórica del régimen. Pero ese asunto no afecta a la reputación de Gaviria ni del gobierno. El propio Ordóñez parece más interesado en defender la familia y los valores cristianos que en combatir los acuerdos de La Habana, toda vez que no quiere quedar huérfano de la coalición con el uribismo, que apoya esos acuerdos.

El techo de la "godarria"

Para concluir tengo que hacer hincapié en algo que señalé antes. Es innegable que los "motivos" de la propaganda conservadora tienen público en Colombia, pero también que esos apoyos no bastarían para ganar una segunda vuelta presidencial. La percepción de sectarismo en el discurso del ex procurador puede hacerle un daño tremendo y hacer que sus únicos partidarios sean los que ya lo apoyarían de todos modos, mientras que el "caladero de votos" (como dicen en España) de los que pueden ser homosexuales o consumidores de marihuana o libertinos o ateos o gentes de cualquier otra corriente ideológica, que podrían oponerse al narcorrégimen, se queda sin explotar o mejor dicho, se les deja a los narcoterroristas porque el dilema que se plantea no es entre la tiranía cubana y la democracia liberal sino entre la reserva moral del pasado (con cuestionamientos a los derechos humanos incluidos) y el desorden moderno. Con esa polémica el precandidato Ordóñez se ha alejado, quién sabe si fatalmente, de llegar a una segunda vuelta presidencial.

(Publicado en el blog País Bizarro el 23 de abril de 2017.)